Friday, February 02, 2007

LA JAULA DE ORO

Al comenzar el invierno, a mediados de diciembre, también surgen los sueños y las promesas para el año entrante.
Todo mundo, aunque lo niegue, dentro de si mismo empieza con “fantasías” de nuevos trabajos mejor remunerados, bajar de peso, subir de peso, ampliar la casa, tener un hijo, casarse, la lista realmente puede ser interminable.
Sin embargo, estos sueños sólo son de la gente común aquella que tiene la necesidad de crecer y sobresalir entre los vecinos y compañeros de trabajo.
Existe una raza aparte, aquella que está en la cima de la montaña, ese grupo selecto que lo tiene todo, incluso hasta los sueños imposibles son posibles gracias al poder económico que tienen.
A esta raza no pertenecen gobernadores ni presidentes de naciones, incluso el propio George W. Bush está lejos de pertenecer a esta elite.
El grupo selecto, que dejó de soñar y tener necesidades, es el mundo de aquellos que no conocieron la necesidad de necesitar nada, todo les fue o le es dado.
Tienen todo lo que pueden necesitar también todo lo que no pueden necesitar, el placer es algo que no conocen, la comodidad algo común y corriente que no creen en la existencia de otra forma de vida.
Esta elite es eso una elite, son pocos quienes pueden pertenecer a este elegante club exclusiva para quienes ganan por mover un brazo varios millones de dólares.
Esta vida de comodidad tiene un alto precio, el tener todo limita el espíritu humano, los convierte en seres que no se maravillan con una puesta de sol o con un bello amanecer en las montañas y los valles.
Para que soñarlo si pueden comprarlo en cualquiera de estos lugares, incluso pueden ver el amanecer en la playa y observar el atardecer en las montañas, no están privados de nada.
Pese a estas posibilidades económicas, esta elite no es libre, viven atados a sus guardaespaldas, a vigilancia constante que limita su privacidad.
Esta elite es cuidada en extremo, cada paso que dan cada vez que inhalan para respirar es cuidadosamente vigilado desde todos los ángulos posibles, nada escapa de los ojos de sus cuidadores.
Así es su vida, encada lugar están privados de convivir con la gente común, de comer nos tacos en el puesto de la esquina o un par de tamales de pie en compañía de quien no conoce el lujo ni las grandes comodidades.

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